La curcumina es un polifenol y principal componente de la cúrcuma un colorante común de alimentos como el curry, mostazas, sopas y caldos, productos cárnicos y derivados lácteos.
La cúrcuma exhibe muchas propiedades terapéuticas. Numerosos estudios han demostrado que la curcumina tiene propiedades contra la inflamación, el estrés antioxidante, reducción de tumores y contra un amplio espectro de enfermedades neurodegenerativas en modelos animales. Debido a su potencial terapéutico, la curcumina está actualmente en fase de ensayos clínicos en humanos para el tratamiento de enfermedades ligadas al inflamación y de varios tipos de cáncer.
Los datos epidemiológicos han demostrado que la ingesta regular de curcumina puede estar relacionada con una mejor función cognitiva en ancianos sanos, mientras que en modelos de ratas la curcumina parece revertir las diversas formas de deterioro cognitivo. Por ejemplo, la administración crónica de la curcumina puede mejorar el déficit de memoria espacial o la enfermedad de Alzheimer. Tanto in vitro como in vivo, los estudios han demostrado que la curcumina previene la síntesis de beta-amiloide una de las características de esta patología.
Dos publicaciones recientes han revelado que la neurogénesis (aparición de nuevas neuronas) es favorecida por la curcumina. En otro estudio se evaluó el desempeño del comportamiento y la proliferación de células del hipocampo en ratas de edad avanzada después de 6 y 12 semanas de dietas enriquecidas curcumina. La curcumina mejoró la memoria espacial y no-espacial, así como la proliferación de células dentadas. Este efecto puede ser debido a sus diversos efectos en los genes relacionados con el crecimiento y la plasticidad neuronal.
