Los animales pueden ser indicadores sensibles de los riesgos ambientales de contaminación y proporcionar un sistema de alerta temprana para la intervención de salud pública. Todos conocemos el uso de los canarios en las minas de carbón en el pasado siglo XX. Un artículo publicado en una edición de 1914 de la Revista de Química Industrial e Ingeniería comentaba por aquel entonces que las aves y los ratones se puede utilizar para detectar el monóxido de carbono, ya que son mucho más sensibles a la acción del gas venenoso que los hombres. Los canarios se debían utilizar con preferencia a los ratones, gorriones o palomas ya que los canarios son más sensibles a este gas.
En un ejemplo moderno, los canarios fueron utilizados después de la liberación de sarín en el metro de Tokio por un grupo terrorista en el año 1995 para detectar el gas.
En la década de 1870, se produjo en Londres una alta mortalidad de ganado de engorde en relación con la presencia de una niebla industrial. En 1952 un niebla industrial mató en Londres a miles de habitantes. En el 1950, los trastornos neuroconductuales en los gatos de Minamata, Japón, precedieron a un episodio grave de la enfermedad neurológica entre los residentes locales provocado por el consumo de mariscos contaminados con metilmercurio. Los crustáceos, y peces en la bahía de Minamata se contaminaron con cloruro de mercurio por las descargas de efluentes de una planta química. Los gatos se movín descoordinadamente (era el "baile de los gatos de Minamata"), en lo que de hecho era una señal de advertencia. Por desgracia, no fue reconocida a tiempo para evitar la epidemia humana.
Los animales de compañía comparten el medio ambiente y sufren un espectro similar de la enfermedad.
Gran parte del trabajo que implica el uso de centinelas para identificar los riesgos ambientales se ha centrado en casos de cáncer en animales de compañía, especialmente perros, que comparten el medio ambiente íntimamente con los seres humanos. Los tumores caninos espontáneos pueden servir de modelos para el estudio de los efectos sobre la salud de los peligros ambientales. Es el caso de un mesotelioma canino que aparece por exposición al amianto.
La incidencia de cáncer de pulmón entre los perros en las grandes ciudades es mayor que en los perros de las zonas rurales . La primera evidencia de que la exposición pasiva al humo ambiental de tabaco pueden causar cáncer de pulmón se basó en un estudio de las mujeres japonesas que mostraron mayores tasas de mortalidad entre las mujeres casadas con maridos fumadores. El papel de la exposición doméstica al humo de tabaco es también un factor de riesgo para el cáncer en perros. La exposición al humo del tabaco también se ha asociado con un mayor riesgo de linfoma maligno en los gatos.También, las exposiciones de perros a los pesticidas se han asociados con un mayor riesgo de linfoma maligno y cáncer de vejiga y testículo.
A finales de la década de 1960, se encontraron altas concentraciones de mercurio, pesticidas clorados, bifenilos policlorados (PCB) y otros contaminantes en nuestros homólogos, los mamíferos marinos.
El aumento de las concentraciones de metabolitos del DDT y PCB en la grasa de los delfines hembra provocaba el nacimiento de delfines muertos o que morían en los primeros 12 días de vida.
En la década de 1990, se empezaron a acumular pruebas de que la exposición a compuestos organoclorados llevaba a una disminución de la inmunocompetencia y a un mayor riesgo de cáncer de los mamíferos marinos muy expuestos.
Recientemente, la atención se ha desplazado a un grupo de productos químicos orgánicos persistentes llamados "contaminantes emergentes": los PCB hidroxilados, éteres de difenilo polibromados, y compuestos perfluorados. Se están estudiando sus efectos en delfines, mediante marcadores bioquímicos y endocrinos, para proporcionar datos comparativos sobre los efectos de salud e informar sobre los posibles riesgos en humanos.